Las empresas deben comprender de una vez que sólo quien trabaja feliz y con verdadera pasión, altamente motivado, será el creativo que provocará procesos de innovación. No se puede crear ni mucho menos innovar lo que no se ama. No se puede pedir pasión y “ponerse la camiseta” para aquello que no nos interesa, nos desmotiva o nos cuesta nuestra salud física o mental.
Apostar por una nueva empresa, donde la creatividad y la innovación sean posibles a todos los niveles, sin que sea importante la posición que ocupe cada uno en el organigrama. El trabajo de cada uno aporta valor. Todos y cada uno de quien trabaja puede ser el que marque la diferencia.
Adriana De León M Pagouapé